Una paja en un cine
Me ha encantado esta pajita que me acabo de hacer... Todo ha sido porque como siempre con mi identificativo falso he entrado en el chat y un chico me ha explicado que una vez folló en el cine... joder... que morbo... yo nunca tendré el valor de hacerlo :(
Me he imaginado a mí misma, yendo al cine sola, sentandome al lado de algun chico guapo que vaya sólo (cuando pasa eso? jaja) y empezar a tocarle... disimuladamente primero y con descaro más tarde, sacandole la polla del pantalon y empezando a menearsela, haciendole la paja del siglo, que el chico flipara... Un completo desconocido al que haría feliz pajeandolo... hasta notar que se corre en mi mano, sacarla de ahí abajo y lamer el semen mirandole... Al encenderse las luces sonreirle y saber que no lo volveré a ver jamás... mmmm... es una pasada... la pena es que nunca seré capaz de hacerlo, porque un chico guapo pocas veces va al cine solo y yo no soy lo bastante atrevida como para hacerselo a cualquiera...
Ayer de nuevo al ver mi foto me dijeron que daba morbo, que no soy una chica guapa pero que doy morbo. Yo creo que es más por lo que hablo que por mi foto, porque aunque aquí me abra mucho más (nunca mejor dicho) de normal suelo hablar bastante de sexo con los chicos, y eso les fascina... y realmente si nos conocemos no sé si se acuestan conmigo porque realmente les doy morbo o porque quizás soy relativamente facil (que no lo soy tanto, pero si me gusta un chico es facil cazarme, y no soy excesivamente exigente, con que me guste fisicamente un poco y se buen tio...). ¿Se acuestan conmigo porque realmente les atraigo o porque me pongo a tiro?
Me encanta oir un coño mojado cuando lo pajean, tanto el mío como el de las chicas de los videos... mmmm... que sonido...
Me he imaginado a mí misma, yendo al cine sola, sentandome al lado de algun chico guapo que vaya sólo (cuando pasa eso? jaja) y empezar a tocarle... disimuladamente primero y con descaro más tarde, sacandole la polla del pantalon y empezando a menearsela, haciendole la paja del siglo, que el chico flipara... Un completo desconocido al que haría feliz pajeandolo... hasta notar que se corre en mi mano, sacarla de ahí abajo y lamer el semen mirandole... Al encenderse las luces sonreirle y saber que no lo volveré a ver jamás... mmmm... es una pasada... la pena es que nunca seré capaz de hacerlo, porque un chico guapo pocas veces va al cine solo y yo no soy lo bastante atrevida como para hacerselo a cualquiera...
Ayer de nuevo al ver mi foto me dijeron que daba morbo, que no soy una chica guapa pero que doy morbo. Yo creo que es más por lo que hablo que por mi foto, porque aunque aquí me abra mucho más (nunca mejor dicho) de normal suelo hablar bastante de sexo con los chicos, y eso les fascina... y realmente si nos conocemos no sé si se acuestan conmigo porque realmente les doy morbo o porque quizás soy relativamente facil (que no lo soy tanto, pero si me gusta un chico es facil cazarme, y no soy excesivamente exigente, con que me guste fisicamente un poco y se buen tio...). ¿Se acuestan conmigo porque realmente les atraigo o porque me pongo a tiro?
Me encanta oir un coño mojado cuando lo pajean, tanto el mío como el de las chicas de los videos... mmmm... que sonido...
104 comentarios
fernando hidalgo -
juan -
yutudo -
david palmer villagran -
iio -
oscar -
me comeria hese chochazo
seguro que hesta para comerselo.
ugg classic short -
Good luck! Thank you!
Simelavistenomeacuerdo -
Anónimo -
ConForma deGancho -
Anónimo -
[...] el admirador de Ladrones de bicicletas, Alemania, año cero, y en general las producciones italianas de posguerra, y al admirador de El ladrón de Bagdad, El hombre invisible y las películas de dibujos de Walt Disney. Los primeros han manifestado su perplejidad ante el hecho de que los campeones del realismo cinematográfico hayan puesto a los miserables de las barracas a volar en escobas, en lugar de matarlos de hambre, que habría sido lo natural. Los segundos no acaban de entender, o de aceptar, que un cuento de hadas tenga por escenario un muladar, donde los príncipes orientales han sido sustituidos por una cuadrilla de pordioseros. (GARCÍA MÁRQUEZ, 1995: 120)
Desde la publicación de Cien Años De Soledad ya no se lee esa nota crítica sin ahí reconocer la existencia de autorreferencias hasta entonces veladas, de las cuales derivaron, sin cualquier margen para la duda, algunos aspectos medulares de la prosa de ficción de García Márquez. La enumeración de esos recursos no pasó despercibida para Gilard [13]:
La más notable indicación sobre ese interés constante por la otra realidad -que el compromiso político no borró ni en la crítica de cine ni en la obra literaria- aparece en la nota sobre la película de De Sica: «La historia de Milagro en Milán es todo un cuento de hadas, sólo que realizado en un ambiente insólito y mezclados de manera genial lo real y lo fantástico, hasta el extremo de que en muchos casos no es posible saber dónde termina lo uno y dónde comienza lo otro. Por ejemplo: el hallazgo de un pozo de petróleo es un acontecimiento enteramente natural. Pero si el petróleo que brota es refinado, gasolina pura, el hallazgo resulta enteramente fantástico, así como la circunstancia de que en lo sucesivo basta horadar la tierra con el dedo para que brote una fuente de petróleo. Otro ejemplo: las escena de los vagabundos disputándose un rayo de sol, que ha sido considerada como un acontecimiento fantástico, es sin embargo enteramente real» (Milagro en Milán, 24 de abril de 1954). (GARCÍA MÁRQUEZ, 1995: 40)
La observación más significativa se refiere, sin embargo, a los cambios realizados por Vittorio de Sica en la transposición de la historia al filme. No obstante el traslado de la acción de una ciudad imaginaria (Bamba) a una ciudad real, De Sica consiguió humanizar la fantasía al colarla por el filtro del crudo realismo italiano, permitiendo así que no se perdiera el encanto de la fábula original ni la elevada temperatura humana del discurso cinematográfico. Se subentiende, en la continuidad de la lectura, que esta habilidad la vio el autor como una conquista técnica en relación con Ladri De Biciclette, donde el vaticinio de la adivina, tan fantástico como el episodio de las escobas en Miraculo A Milano, acabó por fundirse de tal manera con los elementos de la realidad, que su esencia sobrenatural pasó inadvertida (GARCÍA MÁRQUEZ, 1995: 120). En la defensa de una modalidad de realismo profundamente humano y sin escuelas, capaz de convertir un cuento viejo y con elementos gastados (hecho con todos los desperdicios de la literatura fantástica) en una genial obra de arte, se encuentra la gestación de lo que vendría a ser, poco tiempo después, una praxis literaria consolidada.
Mucho antes de que Tom Wolfe anunciara el New Journalism como una tercera opción criadora en el cruce de las narrativas informativa y de ficción, García Márquez ya se había enfrentado con el desafío de articular la realidad pública (FERREIRA, 2003), en sus formas de representación conflictivas, con algunas experiencias vitales para el destino de sus escritos. Publicadas en El Espectador en agosto y septiembre de 1954 y marzo de 1955, respectivamente, tres materias merecieron del ya premiado cuentista [14] una atención destacada: el deslizamiento de Antioquia (Balance Y Reconstrucción De La Catástrofe De Antioquia), la marcha de protesto en Quibdó (El Chocó Que Colombia Desconoce) y la historia del náufrago sobreviviente Luis Alejandro Velasco (La Verdad Sobre Mi Aventura). Semejantes en su tesitura narrativa, las dos primeras materias exploran incidentes locales bajo la perspectiva expositiva del reportaje de investigación social, exacta en sus métodos documentales, pero ambigua en sus objetivos críticos. García Márquez mantiene la delimitación temática en esquema, comúnmente esbozada por el reportero para individualizar el problema central y un número restricto de cuestiones pertinentes [15], mas imprime al guión una estructura que extrapola la mera función ordenadora. Una de las marcas distintivas de esos reportajes es el desvío interpretativo que se instaura en la alternancia de los subtítulos. Metafóricos o de una precisión casi hiperbólica, remiten siempre a niveles subliminares de lectura, donde cada información, pasible o no de comprobarse, adquiere su parcela de verdad. En Balance Y Reconstrucción De La Catástrofe De Antioquia (1995: 169), por ejemplo, Hasta Un Conejo significa literalmente lo que enuncia al mismo tiempo que apunta, con ironía sutil, hacia una crítica a la indiferencia e inoperancia de las autoridades gubernamentales, solícitas tan sólo en ridículas iniciativas de autopromoción, como la del secretario de obras públicas, quien, tras dos días del accidente que victimó sesenta y siete personas (entre habitantes y curiosos), entra en escena para rescatar el cadáver de un conejo de entre los escombros. La ambivalencia de los subtítulos tiende a frustrar momentáneamente las expectativas del lector, ya que la identificación de los asuntos que encabezan ni siempre es inmediata, ocurriendo a veces a la mitad o al final del bloque narrativo, lo que exige la reorganización de las informaciones en un proceso constante de lectura rememorativa. Los que recuerdan las primeras líneas de Cien Años De Soledad, y el desenlace que presuntamente anuncian, conocen muy bien el efecto que un recurso de tal naturaleza puede desencadenar.
García Márquez busca captar las motivaciones y reacciones de los protagonistas de la tragedia de Antioquia en medio de la confusión de noticias transmitidas por fuentes oficiales y anónimas. Para eso cuentan todos los vestigios de testimonios que el reportaje pueda congregar, desde las declaraciones de los sobrevivientes hasta la reconstitución imaginativa de los últimos pasos de las víctimas, expuestos con detalles insospechados. En el balance se confrontan opiniones, conjeturas y algunos datos concretos sobre los orígenes y las consecuencias de la catástrofe. En la reconstrucción se completan lagunas, sobre todo aquellas dejadas por los discursos omisos o reticentes. La materia sobre el episodio del Chocó es, por su parte, un despliegue de la breve nota publicada el 22 de septiembre, con la que se notició la paralización total de la ciudad de Quibdó a causa de una grande e inusitada manifestación colectiva. Según García Márquez, lo que allí sucedió quizá nunca se ha presentado ni se presentará en Colombia ni en muchas partes. (GARCÍA MÁRQUEZ, 1995: 197). Entre pormenores geográficos y cómputos estadísticos el autor determina los factores económicos e históricos que impidieron el desarrollo de la pequeña ciudad, perdida, como una Macondo al revés, en un cerco selvático [16]. La urbanidad de los habitantes, que salen en marcha pacífica tras horas ininterrumpidas de protesta, se opone a la incivilidad de quienes, por razones inciertas, se niegan a atender una reivindicación antigua. Con toque humorístico y una rápida progresión de los acontecimientos, el cuarto bloque narrativo de El Chocó Que Colombia Desconoce (primera parte) condensa en pocas líneas la red de motivos que impulsó la comunidad a manifestarse [17]:
Desde hace años, los chocoanos están pidiendo una carretera. No importa hacia dónde vaya esa carretera, siempre que rompa el cerco de la selva. Puede ser a bahía Solano, para tener un puerto en el Pacífico, distante 100 kilómetros de Quibdó. Puede ser a Cupica, donde una olvidada selva de naranjas silvestres se está pudriendo desde hace un siglo, porque no hay cómo llevarlas a ninguna parte. Puede ser a Medellín o al Japón, pero de todos modos, los chocoanos tienen años de estar pidiendo que los desembotellen, y lo han gritado en el parlamento, en el consejo de ministros, en los periódicos, en hojas sueltas y en las mesas de los cafés. Desde hace algún tiempo estaban tratando de instalar una estación de onda corta, para pedirlo por radio. Como no tenían dinero para hacerlo, establecieron un sistema de altoparlantes en la calle principal, en donde todo el día se transmitían noticias, música popular, y un discurso cada vez que se presentaba la ocasión. Ese discurso, invariablemente y aunque no fuera de manera directa, pedía a las autoridades centrales que se desembotellara al Chocó. Sin embargo, hace 18 días, la voz profesional que lee los avisos comerciales a través del sistema de altoparlantes, anunció a los habitantes de Quibdó que en lugar de la carretera pedida durante tantos años, se iba a hacer exactamente lo contrario: el Chocó sería descuartizado y repartido de una sola plumada. (GARCÍA MÁRQUEZ, 1995: 200)
Los anhelos de modernización conviven con creencias anacrónicas (que el descubrimiento de América y la fundación de Santa María la Antigua ocurrieron en algún lugar del Chocó), diseminadas, desde la infancia, a través de generaciones. La convicción de que aquí empezó la historia [18] fabrica la proyección utópica (la reedificación de la supuesta primera ciudad de Sudamérica) pari passu con los sueños de tecnificación de la agricultura, de acondicionamiento de los puertos y de un plan vial. Seis meses después, la materia intitulada El Chocó Irredento anunciaría la cuenta de un nuevo aniversario para la estéril y larga historia de las obras públicas de la región, y una nueva marcha, ahora migratoria y distópica, hacia Panamá. Con el episodio de Quibdó García Márquez supera las limitaciones del costumbrismo sin abandonar algunos de sus rasgos más eficaces. Sumándose al ingenioso rescate de la idiosincrasia cultural de los chocoanos, que protestan cantando parodias de todas las piezas populares con letras alusivas al movimiento (1995: 198), la dedada de miel [19] que se ofrece al lector insiere el texto en la continuidad del periodismo satírico del siglo XIX, el cual, a pesar de basarse en el esquema de representación de costumbres, según advierte Aníbal González, tiene objetivos mucho más inmediatos:
El costumbrista comunica cotidianidades, los patrones invariables y la minucia de la vida social, mientras que el periodista satírico se remite a la noticia, a lo que rompe o trastorna el orden cotidiano. El costumbrista se circunscribe a anotar la fisonomía de su sociedad, mientras que el periodista satírico, fiel a la modalidad literaria de la sátira procura corregir los males que observa. (PALMA, 1996: 466; Las Tradiciones Entre Historia Y Periodismo)
Editada en libro quince años después de su publicación en El Espectador, la materia sobre Luis Alejandro Velasco descuella en el auge creativo de la carrera periodística de García Márquez. En cuanto novela, Relato De Un Náufrago se ciñe a las partes narradas en primera persona, a las que se añadió el proemio La Historia De Esta Historia para suplir la ausencia de las informaciones que precedieron la trascripción del testimonio, imprescindibles para la comprensión de los hechos. Las tres notas iniciales [20] y los catorce capítulos derivados de la entrevista de Velasco no se distinguen en cuanto a la forma de presentación de los acontecimientos, sino por el cambio de punto de vista narrativo. Por el contrario, la presencia de subtítulos en la reproducción del testimonio del marino (que se repite en la novela) revela la manutención de los vínculos del reportero con el texto. Otra marca definitoria de autoría es la excesiva precisión de detalles, exhaustivamente practicada por García Márquez desde las primeras líneas sobre la historia, y que se extiende a la narración del náufrago con indicaciones puntuales de local, fecha y hora de los eventos. Dialogando con esta exactitud obsesiva, la desinformación circula en discursos fragmentados, el como me lo contaron [21] del día a día -El zapatero fue el primero que se dio cuenta de que Luis Alejandro Velasco no había muerto, porque oyó decir a alguien que pasaba que alguien le había dicho a alguien que lo había oído decir en la radio. (GARCÍA MÁRQUEZ, 1995: 356)- y también en la versión oficial del accidente difundida por la Oficina De Información Ad-Hoc, de la Marina, especialmente accionada para la ocasión. Al divulgar la evaluación de Guillermo Fonseca [22] en La Explicación De Una Odisea En La Mar, García Márquez hace chocar aparentes certidumbres e indefiniciones intrigantes, exponiendo así la sospecha de encubrimiento de alguna irregularidad o ilegalidad que ni los profundos conocimientos técnicos del teniente ni su notable sentido periodístico logran camuflar: Esos detalles sólo hoy se publican debido a la reserva que desde el primer momento se ha mantenido sobre ese caso, alrededor del cual -como se sabe- se adelanta una detenida investigación. (1995: 376). La única investigación de que se tuvo noticia, en el sentido más completo de la palabra, ha sido la del propio García Márquez.
Un pormenor relevante, tal vez olvidado: en aquel mismo marzo de 1955, la primera materia del autor para El Cine En Bogotá fue precisamente la reseña de El Motín Del Caine (The Caine Mutiny), filme que, días después, jugaría en el relato de Luis Alejandro Velasco un doble y ambiguo papel: haber influido en la imaginación del marino haciéndole tomar como real un hecho ilusorio; o haberle servido como pretexto para ocultar la verdad sobre la historia de un naufragio inexistente. Con lucidez y agudo espíritu crítico, García Márquez desmonta la inconsistente estructura narrativa de la obra cinematográfica en función de su referencial literario, una novela de posguerra sin guerra, impenetrable, ardua y sin interés para europeos y latinoamericanos. En su país de origen, sin embargo, el libro de Herman Wouk inspiró una incursión fácil y profunda en las intimidades de algo que exalta el sentimiento patriótico y también un poco el sentimentalismo patriótico del pueblo norteamericano: la Marina. (GARCÍA MÁRQUEZ, 1995: 341). En la película, añade el autor, ninguno de los detalles del preámbulo se justifica en los acontecimientos centrales, que se pueden reducir, en un esquema periodístico, a solamente tres: a) Los hechos de la sublevación a bordo del cazaminas; b) Las causas inmediatas o mediatas de esa sublevación y, finalmente, c) Sus consecuencias. (1995: 342). Y el oficial-escritor, que parece un personaje autobiográfico, debe de ser en realidad un personaje autobiográfico:
Un drama como este no podía ser concebido sino por un hombre como ése, un marino-escritor que no es completamente marino ni completamente escritor. Su obra sería igual a esta película: atiborrada de detalles inútiles, de pretensiones científicas, de innecesarios circunloquios pero con relámpagos formidables, como si hubiera sido concebida entre los azares violentos y la insustancial curiosidad de la navegación. (GARCÍA MÁRQUEZ, 1995: 343)
La magnitud que esta reseña alcanzaría en el proceso de reescritura crítica de la historia de Velasco es, por cierto, incontestable.
Lucaseskaiguolker -
[...] el admirador de Ladrones de bicicletas, Alemania, año cero, y en general las producciones italianas de posguerra, y al admirador de El ladrón de Bagdad, El hombre invisible y las películas de dibujos de Walt Disney. Los primeros han manifestado su perplejidad ante el hecho de que los campeones del realismo cinematográfico hayan puesto a los miserables de las barracas a volar en escobas, en lugar de matarlos de hambre, que habría sido lo natural. Los segundos no acaban de entender, o de aceptar, que un cuento de hadas tenga por escenario un muladar, donde los príncipes orientales han sido sustituidos por una cuadrilla de pordioseros. (GARCÍA MÁRQUEZ, 1995: 120)
Desde la publicación de Cien Años De Soledad ya no se lee esa nota crítica sin ahí reconocer la existencia de autorreferencias hasta entonces veladas, de las cuales derivaron, sin cualquier margen para la duda, algunos aspectos medulares de la prosa de ficción de García Márquez. La enumeración de esos recursos no pasó despercibida para Gilard [13]:
La más notable indicación sobre ese interés constante por la otra realidad -que el compromiso político no borró ni en la crítica de cine ni en la obra literaria- aparece en la nota sobre la película de De Sica: «La historia de Milagro en Milán es todo un cuento de hadas, sólo que realizado en un ambiente insólito y mezclados de manera genial lo real y lo fantástico, hasta el extremo de que en muchos casos no es posible saber dónde termina lo uno y dónde comienza lo otro. Por ejemplo: el hallazgo de un pozo de petróleo es un acontecimiento enteramente natural. Pero si el petróleo que brota es refinado, gasolina pura, el hallazgo resulta enteramente fantástico, así como la circunstancia de que en lo sucesivo basta horadar la tierra con el dedo para que brote una fuente de petróleo. Otro ejemplo: las escena de los vagabundos disputándose un rayo de sol, que ha sido considerada como un acontecimiento fantástico, es sin embargo enteramente real» (Milagro en Milán, 24 de abril de 1954). (GARCÍA MÁRQUEZ, 1995: 40)
La observación más significativa se refiere, sin embargo, a los cambios realizados por Vittorio de Sica en la transposición de la historia al filme. No obstante el traslado de la acción de una ciudad imaginaria (Bamba) a una ciudad real, De Sica consiguió humanizar la fantasía al colarla por el filtro del crudo realismo italiano, permitiendo así que no se perdiera el encanto de la fábula original ni la elevada temperatura humana del discurso cinematográfico. Se subentiende, en la continuidad de la lectura, que esta habilidad la vio el autor como una conquista técnica en relación con Ladri De Biciclette, donde el vaticinio de la adivina, tan fantástico como el episodio de las escobas en Miraculo A Milano, acabó por fundirse de tal manera con los elementos de la realidad, que su esencia sobrenatural pasó inadvertida (GARCÍA MÁRQUEZ, 1995: 120). En la defensa de una modalidad de realismo profundamente humano y sin escuelas, capaz de convertir un cuento viejo y con elementos gastados (hecho con todos los desperdicios de la literatura fantástica) en una genial obra de arte, se encuentra la gestación de lo que vendría a ser, poco tiempo después, una praxis literaria consolidada.
Mucho antes de que Tom Wolfe anunciara el New Journalism como una tercera opción criadora en el cruce de las narrativas informativa y de ficción, García Márquez ya se había enfrentado con el desafío de articular la realidad pública (FERREIRA, 2003), en sus formas de representación conflictivas, con algunas experiencias vitales para el destino de sus escritos. Publicadas en El Espectador en agosto y septiembre de 1954 y marzo de 1955, respectivamente, tres materias merecieron del ya premiado cuentista [14] una atención destacada: el deslizamiento de Antioquia (Balance Y Reconstrucción De La Catástrofe De Antioquia), la marcha de protesto en Quibdó (El Chocó Que Colombia Desconoce) y la historia del náufrago sobreviviente Luis Alejandro Velasco (La Verdad Sobre Mi Aventura). Semejantes en su tesitura narrativa, las dos primeras materias exploran incidentes locales bajo la perspectiva expositiva del reportaje de investigación social, exacta en sus métodos documentales, pero ambigua en sus objetivos críticos. García Márquez mantiene la delimitación temática en esquema, comúnmente esbozada por el reportero para individualizar el problema central y un número restricto de cuestiones pertinentes [15], mas imprime al guión una estructura que extrapola la mera función ordenadora. Una de las marcas distintivas de esos reportajes es el desvío interpretativo que se instaura en la alternancia de los subtítulos. Metafóricos o de una precisión casi hiperbólica, remiten siempre a niveles subliminares de lectura, donde cada información, pasible o no de comprobarse, adquiere su parcela de verdad. En Balance Y Reconstrucción De La Catástrofe De Antioquia (1995: 169), por ejemplo, Hasta Un Conejo significa literalmente lo que enuncia al mismo tiempo que apunta, con ironía sutil, hacia una crítica a la indiferencia e inoperancia de las autoridades gubernamentales, solícitas tan sólo en ridículas iniciativas de autopromoción, como la del secretario de obras públicas, quien, tras dos días del accidente que victimó sesenta y siete personas (entre habitantes y curiosos), entra en escena para rescatar el cadáver de un conejo de entre los escombros. La ambivalencia de los subtítulos tiende a frustrar momentáneamente las expectativas del lector, ya que la identificación de los asuntos que encabezan ni siempre es inmediata, ocurriendo a veces a la mitad o al final del bloque narrativo, lo que exige la reorganización de las informaciones en un proceso constante de lectura rememorativa. Los que recuerdan las primeras líneas de Cien Años De Soledad, y el desenlace que presuntamente anuncian, conocen muy bien el efecto que un recurso de tal naturaleza puede desencadenar.
García Márquez busca captar las motivaciones y reacciones de los protagonistas de la tragedia de Antioquia en medio de la confusión de noticias transmitidas por fuentes oficiales y anónimas. Para eso cuentan todos los vestigios de testimonios que el reportaje pueda congregar, desde las declaraciones de los sobrevivientes hasta la reconstitución imaginativa de los últimos pasos de las víctimas, expuestos con detalles insospechados. En el balance se confrontan opiniones, conjeturas y algunos datos concretos sobre los orígenes y las consecuencias de la catástrofe. En la reconstrucción se completan lagunas, sobre todo aquellas dejadas por los discursos omisos o reticentes. La materia sobre el episodio del Chocó es, por su parte, un despliegue de la breve nota publicada el 22 de septiembre, con la que se notició la paralización total de la ciudad de Quibdó a causa de una grande e inusitada manifestación colectiva. Según García Márquez, lo que allí sucedió quizá nunca se ha presentado ni se presentará en Colombia ni en muchas partes. (GARCÍA MÁRQUEZ, 1995: 197). Entre pormenores geográficos y cómputos estadísticos el autor determina los factores económicos e históricos que impidieron el desarrollo de la pequeña ciudad, perdida, como una Macondo al revés, en un cerco selvático [16]. La urbanidad de los habitantes, que salen en marcha pacífica tras horas ininterrumpidas de protesta, se opone a la incivilidad de quienes, por razones inciertas, se niegan a atender una reivindicación antigua. Con toque humorístico y una rápida progresión de los acontecimientos, el cuarto bloque narrativo de El Chocó Que Colombia Desconoce (primera parte) condensa en pocas líneas la red de motivos que impulsó la comunidad a manifestarse [17]:
Desde hace años, los chocoanos están pidiendo una carretera. No importa hacia dónde vaya esa carretera, siempre que rompa el cerco de la selva. Puede ser a bahía Solano, para tener un puerto en el Pacífico, distante 100 kilómetros de Quibdó. Puede ser a Cupica, donde una olvidada selva de naranjas silvestres se está pudriendo desde hace un siglo, porque no hay cómo llevarlas a ninguna parte. Puede ser a Medellín o al Japón, pero de todos modos, los chocoanos tienen años de estar pidiendo que los desembotellen, y lo han gritado en el parlamento, en el consejo de ministros, en los periódicos, en hojas sueltas y en las mesas de los cafés. Desde hace algún tiempo estaban tratando de instalar una estación de onda corta, para pedirlo por radio. Como no tenían dinero para hacerlo, establecieron un sistema de altoparlantes en la calle principal, en donde todo el día se transmitían noticias, música popular, y un discurso cada vez que se presentaba la ocasión. Ese discurso, invariablemente y aunque no fuera de manera directa, pedía a las autoridades centrales que se desembotellara al Chocó. Sin embargo, hace 18 días, la voz profesional que lee los avisos comerciales a través del sistema de altoparlantes, anunció a los habitantes de Quibdó que en lugar de la carretera pedida durante tantos años, se iba a hacer exactamente lo contrario: el Chocó sería descuartizado y repartido de una sola plumada. (GARCÍA MÁRQUEZ, 1995: 200)
Los anhelos de modernización conviven con creencias anacrónicas (que el descubrimiento de América y la fundación de Santa María la Antigua ocurrieron en algún lugar del Chocó), diseminadas, desde la infancia, a través de generaciones. La convicción de que aquí empezó la historia [18] fabrica la proyección utópica (la reedificación de la supuesta primera ciudad de Sudamérica) pari passu con los sueños de tecnificación de la agricultura, de acondicionamiento de los puertos y de un plan vial. Seis meses después, la materia intitulada El Chocó Irredento anunciaría la cuenta de un nuevo aniversario para la estéril y larga historia de las obras públicas de la región, y una nueva marcha, ahora migratoria y distópica, hacia Panamá. Con el episodio de Quibdó García Márquez supera las limitaciones del costumbrismo sin abandonar algunos de sus rasgos más eficaces. Sumándose al ingenioso rescate de la idiosincrasia cultural de los chocoanos, que protestan cantando parodias de todas las piezas populares con letras alusivas al movimiento (1995: 198), la dedada de miel [19] que se ofrece al lector insiere el texto en la continuidad del periodismo satírico del siglo XIX, el cual, a pesar de basarse en el esquema de representación de costumbres, según advierte Aníbal González, tiene objetivos mucho más inmediatos:
El costumbrista comunica cotidianidades, los patrones invariables y la minucia de la vida social, mientras que el periodista satírico se remite a la noticia, a lo que rompe o trastorna el orden cotidiano. El costumbrista se circunscribe a anotar la fisonomía de su sociedad, mientras que el periodista satírico, fiel a la modalidad literaria de la sátira procura corregir los males que observa. (PALMA, 1996: 466; Las Tradiciones Entre Historia Y Periodismo)
Editada en libro quince años después de su publicación en El Espectador, la materia sobre Luis Alejandro Velasco descuella en el auge creativo de la carrera periodística de García Márquez. En cuanto novela, Relato De Un Náufrago se ciñe a las partes narradas en primera persona, a las que se añadió el proemio La Historia De Esta Historia para suplir la ausencia de las informaciones que precedieron la trascripción del testimonio, imprescindibles para la comprensión de los hechos. Las tres notas iniciales [20] y los catorce capítulos derivados de la entrevista de Velasco no se distinguen en cuanto a la forma de presentación de los acontecimientos, sino por el cambio de punto de vista narrativo. Por el contrario, la presencia de subtítulos en la reproducción del testimonio del marino (que se repite en la novela) revela la manutención de los vínculos del reportero con el texto. Otra marca definitoria de autoría es la excesiva precisión de detalles, exhaustivamente practicada por García Márquez desde las primeras líneas sobre la historia, y que se extiende a la narración del náufrago con indicaciones puntuales de local, fecha y hora de los eventos. Dialogando con esta exactitud obsesiva, la desinformación circula en discursos fragmentados, el como me lo contaron [21] del día a día -El zapatero fue el primero que se dio cuenta de que Luis Alejandro Velasco no había muerto, porque oyó decir a alguien que pasaba que alguien le había dicho a alguien que lo había oído decir en la radio. (GARCÍA MÁRQUEZ, 1995: 356)- y también en la versión oficial del accidente difundida por la Oficina De Información Ad-Hoc, de la Marina, especialmente accionada para la ocasión. Al divulgar la evaluación de Guillermo Fonseca [22] en La Explicación De Una Odisea En La Mar, García Márquez hace chocar aparentes certidumbres e indefiniciones intrigantes, exponiendo así la sospecha de encubrimiento de alguna irregularidad o ilegalidad que ni los profundos conocimientos técnicos del teniente ni su notable sentido periodístico logran camuflar: Esos detalles sólo hoy se publican debido a la reserva que desde el primer momento se ha mantenido sobre ese caso, alrededor del cual -como se sabe- se adelanta una detenida investigación. (1995: 376). La única investigación de que se tuvo noticia, en el sentido más completo de la palabra, ha sido la del propio García Márquez.
Un pormenor relevante, tal vez olvidado: en aquel mismo marzo de 1955, la primera materia del autor para El Cine En Bogotá fue precisamente la reseña de El Motín Del Caine (The Caine Mutiny), filme que, días después, jugaría en el relato de Luis Alejandro Velasco un doble y ambiguo papel: haber influido en la imaginación del marino haciéndole tomar como real un hecho ilusorio; o haberle servido como pretexto para ocultar la verdad sobre la historia de un naufragio inexistente. Con lucidez y agudo espíritu crítico, García Márquez desmonta la inconsistente estructura narrativa de la obra cinematográfica en función de su referencial literario, una novela de posguerra sin guerra, impenetrable, ardua y sin interés para europeos y latinoamericanos. En su país de origen, sin embargo, el libro de Herman Wouk inspiró una incursión fácil y profunda en las intimidades de algo que exalta el sentimiento patriótico y también un poco el sentimentalismo patriótico del pueblo norteamericano: la Marina. (GARCÍA MÁRQUEZ, 1995: 341). En la película, añade el autor, ninguno de los detalles del preámbulo se justifica en los acontecimientos centrales, que se pueden reducir, en un esquema periodístico, a solamente tres: a) Los hechos de la sublevación a bordo del cazaminas; b) Las causas inmediatas o mediatas de esa sublevación y, finalmente, c) Sus consecuencias. (1995: 342). Y el oficial-escritor, que parece un personaje autobiográfico, debe de ser en realidad un personaje autobiográfico:
Un drama como este no podía ser concebido sino por un hombre como ése, un marino-escritor que no es completamente marino ni completamente escritor. Su obra sería igual a esta película: atiborrada de detalles inútiles, de pretensiones científicas, de innecesarios circunloquios pero con relámpagos formidables, como si hubiera sido concebida entre los azares violentos y la insustancial curiosidad de la navegación. (GARCÍA MÁRQUEZ, 1995: 343)
La magnitud que esta reseña alcanzaría en el proceso de reescritura crítica de la historia de Velasco es, por cierto, incontestable.
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A una hormiguita le habían invitado a una boda en medio del bosque. La hormiguita tan contenta y ufana se vistió con sus mejores galas, unos zapatitos de charol y un vestido blanco.
Cuando iba tan contenta a la boda, vio que en mitad del camino había un charco muy grande y no podía pasar. ¡Qué fatalidad! En ese momento pasaba un conejo que también había sido invitado a la boda. ¿Dónde vas, hormiguita? ¡Voy a la boda, pero el charco me impide pasar! No te preocupes, dijo el conejo. Móntate en mi lomo y de un salto te paso al otro lado del charco.
La hormiguita respondió: ¡Ay, no no no, señor conejo, que está usted muy sucio y se me puede manchar mi precioso vestido blanco!. Como quieras, respondió el conejo, y dio un salto, cruzó el charco y desapareció por el camino.
La hormiguita pensó: ¡ya sé que haré! Juntaré tres pajitas y me haré una canoa, montaré encima y cruzaré remando el charco. Y eso fue lo que hizo, junto tres pajitas, las puso en el agua, se montó encima y empezó a remar, pero a mitad del charco se rompieron las pajitas y la hormiga se cayó al agua y se puso perdida de barro. MORALEJA: ¡MÁS VALE UN CONEJO SUCIO QUE TRES PAJAS MAL HECHAS! (Espero que sí os ha gustado me lo hagáis saber, y ya os contaré otra fábula del mismo estilo).
Saluditos,
Aventurero -
Estaba en la última fila, y si la memoria no me falla (ya han pasado dos días, recuerdo que la película era Sor Citrôen.
Pues a lo que iba, se me sentó una chavalita al lado; llevaba minifalda e iba sin bragas.
Yo estaba super cachondo, daba cipotazos a los de la fila de delante y a más de uno le dejé sin conocimiento.
Pero eso no fue lo mejor, lo más interesante ocurrió después.
Me decidí a meterle la mano entre las piernas y menudo susto me llevé: ¡Era un chocho caníbal!
No veas que pelea con el chumino de los cojones. Tenía unos colmillos que ya quisieran muchas pirañas.
En ese momento me di cuenta que la única forma de deshacerme del chumino asesino era a base de cipotazos, y eso fue lo que hice. Le endiñé un par de vergazos bien dados y dejé el xoxo más tranquilo que un bebé después del baño.
La gente aplaudió mi hazaña, y como ya tenía la polla fuera les pedí a unas cuantas que se pusieran en fila para que pudieran disfrutar de ella.
Pero no acabo todo ahí, qué va...., otro día os contaré cuando el chumino asesino, al que yo creía muerto, se levantó y, para sorpresa mía, se quitó los dientes que eran postizos, y entonces sí que dejé el potorro para el arrastre: ¡qué polvos, qué mamadas, qué de todo! Incluso una vieja de 92 años que estaba por allí se empezó a masturbar el higo con la linterna del acomodador.
Pero eso es otra historia que no voy a contar ahora.
AbuelaViciosa -
Voy a quitarme primero la dentadura no sea que te muerda el capullo y nos quedemos sin fiesta.
Recuerda nietecito que cuando me quieras comer las tetas tienes que agacharte, que las tengo casi por el suelo, a la misma altura que el higo, que no veas como aplaude pensando en el polvillo que le vas a echar, granuja.
Jorge -
Abueee abueee
se te olvido contarles una cosita...
pero ps mejor no sigo hablando chuchas... pork no quiero k me vuelvas a violar xD
AbuelaViciosa.com -
Jorge -
Jorge -
Las nenas con las que salgo tan solo son para besitos T_T.....aaaaaaaaaaaaaaaaaa cuando me van a desvirginar!!?.
Ya no aguanto, mi verga esta aburrida de mi mano -.- y para colmo la nena que me gusta es re timida como para dejar que la corra o que le caliente la polla (pero que estoy hablando...si es lo mismo xD).
Lo cierto es que mi mano izquierda se me callo de tanto manearme....pero que rayos estoy diciendo xD...ps la derecha esta peor, hasta pelos le salieron lol...es broma...
Me he follado con miles e inimaginables objetos, como el cojin de mi recamara,una media, etc etc (la verdad es que no es facil).
Apenas tengo 17 añitos pero...me pajeo aproximadamente 7 VECES AL DIA!!...eso no es normal ='(
Porque me exitan la mayoria de cosas...hasta ver a mi abuela en bras(asi se dise? xD)
Bueno como sea...
Todo lo que acabe de escribir no es cierto :P...
o puede ser que si...
La verdad es que me follo con todas las cosas encuentro.
Esto era para hacerles reir un rato a todo el que lea esta putada :D
PeneAburrido -
Estaba solo, con las cabras pastando en plácida armonía con el campo, cuando vi a mi lado un botijo que me estaba pidiendo a gritos que me lo follase, y yo, ni corto ni perezoso, le agrandé un poco el agujero por donde se llena y le eché un par de polvos, de esos de manual.
Desde entonces no nos separamos mi botijo y yo; es una extraña y estrecha relación la que ha nacido entre los dos.
Otro día os contaré cuando me monté una orgía con el botijo, la bota y el porrón: ¡qué orgasmos, oiga! ¡qué polvos! Hasta las cabras se ruborizaban de los que hacíamos.
Ahora me voy a cagar, que ando algo suelto del vientre desde que me he comido cinco kilos de mejillones podridos.
Me llevo conmigo una Guía de Teléfonos que me ponen muy cachondo y me ayudan con la pajilla que me suelo hacer mientras giño.
FurorVaginal -
Calentita -
Pues lo dicho, ¿alguno gasta un buen bicho para meterlo en mi nicho? Tengu furor vaginal y me podría tirar hasta un regimiento de artillería, la mitad por la noche y la otra mitad por el día. Voy a arrascarme las almorranas y vuelvo a contaros el día que me dieron por el culo y me dejaron las hemorroides garrapiñadas. Que nadie se mueva que paso lista. Me voy corriendo ah ah ah ah ah
Namorado -
Salido -
Lorena -
lucia -
Berta -
abuela -
Mimosa -
Don_Nabo -
cachonda -
timida -
Picaro -
Picaro -
Belen -
quim -
quim -
una vez entre en el antiguo cine porno de la calle aragon de barcelona. estaba mas bien acojonado ya que no habia entrado nunca. al cabo de un rato fui al lavabo. estaba un poco sucio. habia un hombre gordo meando en el urinario. como solo habia dos urinarios me puse a su lado. me la saque y empecé a mear. el tio estiraba el cuello como para vermela. ante mi asombro el tio alargo la mano y me la cogió. yo me acojoné, pero le dejé hacer. empezó a menearla con suavidad. poco a poco fué aumentando el ritmo y al mismo tiempo aumentaba el tamaño de mi polla. cerré los ojos y le dejé hacer. de pronto paró, me subio el calzoncillo y me empujó hacia el WC. entramos los dos a empujones. cerró la puerta y se desabrochó el pantalon.
-chupa me dijo.
yo no reaccioné.
-he dicho que a chupar. me dijo empujando mi cabeza hacia a bajo. no tuve mas remedio que doblar la rodillas y acceder a su demanda. acercó mi cabeza hasta su polla, ya tiesa, y me la ensartó de golpe. olia a mil demonios, pero el me tenia cogida la cabeza con ambas manos y empezaba a moverse dentro de mi boca. el tio se estaba volviendo como loco. cada vez penetraba mi boca con mas fierza. yo apenas podia respirar.
-te gusta, eh? chupa, nenaza- me decia
noté que el gordo estaba a punto de correrse. intenté zafarme de su gorda polla. pero el no parecia dispuesto a desperdiciar ni una sola gota de su leche.
- toma leche calentita -decia mientras descargaba.
tuve que tragarla toda, hasta la ultima gota. cuando se aseguro que me la habia tragado sacó el nabo de mi boca y me la hizo limpiar con la lengua, hasta que no quedó rastro.
se abrocho el pantalon. yo estaba en cuclillas asustado.
- no te muevas de aqui- me dijo.
se fué y cerró la puerta detras suyo.
yo estaba asustado, pero me di cuenta que mi polla estaba dura.
(continuara)
Stelios -
miguel angel -
As de putas -
camarada piro -
camaradapiro@hotmail.com
Polgara -
Por favor. Seguro que desconocéis el glamour de los zapatos. Me encantan los zapatos. Y vosotros no. Porque jamás sabréis lo que es estar con una hembra como yo. Yo soy intocable, y si me insultáis es porque os gustaría ser como yo y me amáis en secreto.
Me encantan los zapatos.
camaradapiro -
pd: ahora me e dado cuenta de k kisás ese xico no era etero jajaja k piyín me las pagara
denis89 -
carla -
pajero -
El dj remix -
golgota -
alguna me puede ayudar?
taladrador -
javichu -
clara -
ultimamente me hajo pajas mas bien me toco muxo pork me gusta. tmb me gusta poner caxoxndos a los chicos k conozco pok se les pone dura i les da cortee pajarooos muxooo
.-.-. -
jojo -
........................... -
cuando leeis este mensaje aceros una buena paja!!!!!
Virginia -
experto -
El tito labios -
El Tito labios -
Ano Nimo -
xChaNx -
j -
si kieres,pili,hazme la primera a mi
j -
jack -
Qe.Xulita,Soy94(Mlg, Spaña) -
mercurio -
polla-man -
Anónimo -
soydecente -
claudio -
pajero -
darwin01 -
parece q eres una buena amante me gustaria ser ese bobo para sentir tu linda cosita y luego follarte como te lo mereces ya
darwin -
pili -
pili -
matete -
kristian -
chiquito -
xavier -
NoMeCreoNada -
Eso no es ni mucho ni poco, es mentira.
gallito -
Con el transcurrir de la pelicula vi como el tipo rosaba la pierna de mi novia con su mano y como ella le respondía.
En un descuido cuando fui a la dulceria, y al regresar vi como estaban mi novia y aquel tipo besandose.
Yo me hice el disimulado, e hize como que no vi nada.
A los pocos minutos mi novia dijo que iba al baño y en seguida el tipo fue tras de ella.
Yo los segui y clarito vi como el se metía la baño de damas.
Yo me fui a mi lugar y pasaron más de 10 minutos cuando regreso mi novia.
Maja yo no dije nada, pero cuando metí mi mano en su panochita, esta humeda, ella me dijo que quería que le hiciera el sexo oral, popr lo que accesi, mientras yo estaba abajo mamandosela, ella masturbaba a nuestro vecinos, como la vez.
Susana -
christian -
Mi Pene -
Un besito wapa.
Pablo -
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Si lees inglés, éste está genial http://happyhooking.blogspot.com/
María -
christian -
me ha gustado mucho tu relato...lo que no me creo que ultimamente no tienes nada sexualmente de lo que hablar,una pena...
besitos donde quieras ;)
María -
parapo -
María -
Hellcat -
Aunque en el cine tb he hecho alguna cosilla...
JuanGutie88 -